El tema de la culpabilidad y el del sacrificio han estado unidos y presentes en nuestra manera de relacionarnos y han sido relacionados con el amor
Por un lado, muchas veces hemos estado dispuestos a sacrificarnos para evitar sentirnos culpables, como una especie de pago o redención.
No éramos conscientes de que, al hacer eso, lo único que conseguíamos era alimentar aún más nuestro sentimientos de culpa. Es un reconocer la deuda que ha de ser pagada como real. El intento de compensar es reforzar la idea de la deuda.
Es algo parecido al miedo, sobre todo cuando no es real, si le haces caso lo refuerzas y le das aún más crédito.
Y por otro lado, muchas veces pedimos a otros que se sacrifiquen y hagan lo que queremos, intentando que se sientan culpables, muchas veces con el pretexto de hacer nosotros también ese autosacrificio. En un absurdo juego de a ver quién es el que se sacrifica más y el más "bueno".
Se trata de dejar de jugar a ese juego de sufrimiento, de darnos cuenta de que obramos como podemos y de que no podemos ser castigados por ello. Y de saber que el amor no es autosacrificio, sino presencia y plenitud compartida de aquello que realmente soy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario