A veces es bueno preguntarnos qué nos dolió de la forma en que nos trataron nuestros padres, de cómo se comportaron con nosotros.
Para luego ver en qué medida tendemos a hacer eso mismo con nuestros propios hijos. Nos quedaremos sorprendidos, muchas veces, de cómo tendemos a repetir los mismos patrones.
Cuando así lo hacemos empezaremos a culpar menos a nuestros padres, al comprender, por fin,que ellos también solían repetir lo que aprendieron de sus padres.
Es una cadena de patrones y actitudes inconscientes que nos lleva a estar presos en una vida de sufrimientos.
Sólo sacándolo al consciente podremos modificar esas conductas para tener una actitud más abierta y creativa hacia nuestros hijos, e ir conduciéndonos hacia una forma más amorosa y dulce de existencia.