Pese a todo lo que pueda decirse y pese a todo lo que pueda parecer, considero el amor el estado natural del ser humano.
Cuando éste no se da es porque, de una u otra forma, lo estamos bloqueando y reprimiendo.
Y la forma más habitual de bloquearlo son los juicios, considerar que la otra persona no es merecedora de nuestro amor. Todas las personas merecen amor y nosotros merecemos amar a todas las personas.
Todo tipo de odio requiere de una fantasía que la sostenga, de una ilusión en la que la otra persona es un cruel verdugo y nosotros simples víctimas inocentes.
El amor no nos impide posicionarnos, ni decir no a aquello con lo que no estamos de acuerdo, sino que es, simplemente, un estar abierto al otro, a comprenderlo y a su presencia real. Amar es permitirnos siempre ser lo que somos.
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