Nuestros conflictos internos nos impiden ser libres, nos impiden expandir nuestro potencial.
Es esencial ir solucionando esos conflictos para poder se cada vez más libres y responsables en nuestra vida.
Y nuestros conflictos internos se reflejan en conflictos externos con otras personas.
Por otro lado, esos conflictos, aún sin resolver, nos obligan, muchas veces, a escondernos tras una máscara de apariencias que nos hace ser inauténticos.
Porque la libertad empieza con la firme decisión de resolver nuestros conflictos y de sanar interiormente. Ésa es nuestra primera gran decisión.
Mientras eso no no es así, son nuestros conflictos quienes deciden por nosotros.
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