A veces se suscita un cierto debate en relación a la conveniencia o no de hacernos conscientes de aspectos duros y desagradables de la naturaleza humana.
El ser humano puede llegar a ser increíblemente cruel e injusto con sus semejantes.
Yo soy de la opinión de que hemos de conocer todo lo que sucede y todo lo que hacemos los humanos, conocer todos los aspectos de nuestra realidad.
Pero no para sentirnos llenos de enfado o indignación. No para proyectar ahí nuestra rabia no resuelta a través de duros juicios.
Sino para ir más allá de esas manifestaciones, e ir a la causa que está detrás de todo ello. Para darnos cuenta de cómo ese sufrimiento infringido es también fruto de la falta de amor y manifestación de unas profundas heridas que piden ser sanadas.
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