jueves, 17 de noviembre de 2016

JUEGOS Y AUTOENGAÑOS


Muchas veces usamos hechos objetivos para enmascarar intenciones subjetivas, sobre todo en el terreno emocional.

Por ejemplo, cuando una persona mayor necesita ayuda para hacer determinadas cosas porque físicamente no puede, eso es un hecho objetivo, pero cuando necesita que sea su hija la que le ayude y no otra persona, eso es una intención subjetiva, busca cubrir una carencia emocional encubriéndola de una física.

Es algo que sucede muchas veces en los procesos de enfermedad.

O cuando una persona afirma que el trabajo le impide estar presente con su familia e implicarse más emocionalmente, eso es también enmascarar su dificultad de gestionar el terreno afectivo, con un exceso de trabajo.

En ambos casos, si nos fijamos, hay una incapacidad para responsabilizarnos de la esfera emocional. O bien con dependencia de alguien o con una actitud de evitación. Y en ambos casos, hay un engaño manipulador que puede ser más o menos sutil.

Es conveniente que nos vayamos haciendo conscientes de esos juegos y autoengaños para poder ir resolviendo, de una forma más saludable, nuestros bloqueos y conflictos emocionales y para aprender también a relacionarnos de una forma más limpia y honesta, con nosotros y con los demás.

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