Siempre he creido que una de las cosas por las que vine a este mundo es para aprender a reconciliarme con la vida tal cual es.
Y de alguna forma, eso es un punto siempre importante en mi trabajo personal. La vida es la que es y tengo que aceptar que tal como es, es, y que no tiene por qué ser de otra manera, y que si me cuesta aceptarla es porque el problema está en mí y no en la vida.
Y una vez aceptas eso, dejando por fin de malgastar el tiempo renegando y luchando inútilmente, vas más allá e intentas comprender cómo funciona la vida, su sentido, y el cómo vivirla en positivo.
Es entonces cuando te permites crecer en ella e ir siendo día a día más feliz y amoroso. Porque es cuando dejamos de luchar cuando realmente podemos sentirnos amorosos y abiertos.
Y es también cuando descubres que es la lucha la que complica la vida, la lucha con nosotros mismos, con los demás y con la vida misma.
Es ya el momento de amar y abrirse a lo que es, de bailar con Shiva la danza cósmica y entregarnos con inocencia y alegría al flujo eterno y maravilloso de la vida.
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