El miedo se contagia. Hemos de estar atentos a los miedos que emitimos y a aquellos que nos llegan de fuera.
Los medios de comunicación nos fumigan a diario con altas dosis de tragedia concentrada a fin de mantenernos atrapados en el miedo y en la impotencia. Para esos medios, las buenas noticias, que también existen, no son noticias.
Y nosotros somos avidos consumidores de esas tragedias concentradas porque nos sirven para justificar nuestro miedo y nuestro victimismo. Buscamos ver fuera aquello que sentimos dentro.
De todas formas, no hay que alarmarse, el amor es infinitamente más contagioso que el miedo. A poquito que nos ponemos, el amor se expande y toca a todos. A veces basta con una sonrisa o una palabra amable para que la chispa se encienda y lo ilumine todo.
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