Hay una idea generalizada en nuestra cultura de que el sufrimiento y el sacrificio redimen y nos limpian de nuestros pecados-deudas.
Y es por eso por lo que también se piensa que el castigo es algo positivo para corregir. Alguien cometió un error e hizo daño y el castigo le hace sufrir un daño que compensa el daño infligido.
Cuando sufrimos para redimir, lo que hacemos es reforzar la idea de que los errores que cometimos fueron terribles e imperdonables.
Y es todo más sencillo, el ser humano comete errores de forma natural porque ha de decidir qué decisiones tomar un tanto a ciegas, como puede y como sabe y porque los errores forman parte de su proceso de aprendizaje.
Hemos de aprender a no castigarnos y a no castigar a los otros por los errores que se cometen, aprender a tener una actitud amorosamente comprensiva y simplemente dispuesta a corregir y a aprender siempre de lo sucedido.