Estamos en el momento propicio para trascender la dualidad y el sufrimiento que ésta nos ha conllevado.
Eso supone integrar nuestras dos polaridades y hacernos conscientes de que, independientemente de nuestro género biológico, todos tenemos en nosotros un lado masculino y otro femenino, el yin y el yang.
Y hemos construido una historia patriarcal basada en la represión no sólo de la mujer sino también de todo lo femenino y lo que se asocia con ello, tal como el contacto sano con la naturaleza o con nuestro propio cuerpo. Era lo que se suponía un proceso "civilizador".
Es el momento de integrar todo lo negado y de ver con claridad que esa represión nos ha desequilibrado a tod@s. Y es por ello lo femenino emerge con fuerza a nuestro consciente y reclama su lugar de igualdad.
Es el momento de descubrir que las relaciones mas profundas son las que se producen entre personas que se sienten completas en sí mismas, y que son capaces de equilibrar sus dos polaridades, más allá de su género biológico, capaces, pues, de relacionarse con el otro desde un profundo y respetuoso sentido de igualdad esencial.
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