Arrastramos determinados problemas y vivimos con errores fundamentales de percepción de la realidad. Podemos ignorarlo, pero no evitar que eso sea una realidad.
Hay un trabajo de sanación y de corrección que cada uno de nosotros hemos de hacer tarde o temprano. Podemos posponerlo una y otra vez, pero no evitarlo.
No puede ser evitado porque nos mantiene en una situación que no es real, que es puro artificio, una mentira temporal, o un sueño del que acabaremos despertando.
Nuestro libre albedrío no nos sirve para cambiar la realidad profunda, sólo nos sirve para demorar el despertar, o el trabajo de corrección y de sanación que nos corresponde hacer.
Y no queremos sanar o despertar porque hay elementos del sueño-fantasía a los cuales nos seguimos aferrando. Y también porque pensamos que el despertar será muy duro. No somos conscientes de que nuestro sueño es, realmente, la peor de las pesadillas.
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