La motivación que sostiene nuestras relaciones también nos habla de nuestro punto de evolución.
Podemos tener relaciones para no estar solos, para sentir que somos especiales para alguien, para estar más integrados socialmente, etc.
Podemos tener relaciones porque sentimos que el otro nos complementa, que me aporta algo que creo no tener.
O podemos tener unas relaciones cuya motivación principal sea la de crecer juntos, la de ayudarnos mutuamente en el proceso de autodescubrimiento y de autorrealización.
Es importante preguntarnos y comprender las razones por las que nos relacionamos, la motivación que las sostiene. Preguntarnos si son nuestros miedos, o es nuestro amor.
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