Hemos venido a recorrer un camino que nos lleva del miedo al amor.
El miedo por la supervivencia, el miedo de la separación que nos hace ver al otro como un peligro, como un enemigo, y nos hace ver nuestros intereses como contrarios a los suyos.
Y ese miedo al otro nace de nuestra propia baja autoestima, de nuestra desconfianza en nosotros mismos que nos hace vernos como seres frágiles y vulnerables frente a los demás.
Ese miedo nos hace vivir a la defensiva. Y ya es el momento de conectar con nuestra fuerza interior y desvanecer esos miedos, viendo que los peligros externos no son sino proyección de nuestros miedos internos.
Cuando hacemos eso es cuando estamos en disposición de abrirnos al otro y de emanar nuestro amor, un amor que nos hace sentir lo profundamente unidos que estamos a los demás y como todos compartimos unos mismos intereses.
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