La culpabilidad siempre está ligada a la cuestión de la obediencia y de la sumisión. Ligada al tema del castigo con la conocida idea de que no hay culpable sin castigo.
Por eso, cuando nos sentimos culpables es porque estamos desobedeciendo algún precepto que nos inculcaron en el pasado y que ya tenemos interiorizado.
Por eso, también, cuando evolucionamos y decidimos seguir el camino que sentimos, suele suceder que nos sentimos culpables. No porque obremos mal, sino sino porque estamos transgrediendo alguna orden del pasado.
Cuando crecemos interiormente nos damos cuenta de la trampa manipuladora de la culpa y de que lo realmente importante es asumir nuestra responsabilidad en aquello que hacemos.
Porque así como la culpabilización nos somete y nos debilita, la asunción de responsabilidad nos libera y nos permite recuperar nuestro poder.
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