Cada vez siento con más naturalidad y sencillez el proceso de la vida y de sus distintas etapas.
Es como si no quisiese que la vida fuese ya de otra manera de como es, como si ya la aceptara íntegramente, con todos sus cambios y situaciones, con sus procesos, desde el nacer al morir.
Como si aceptara que el ser humano está dónde está, y que sus resistencias a evolucionar y a comprender, e incluso sus frecuentes tendencias a la autodestrucción son también algo natural, comprendiendo que eso forma parte así mismo de su proceso vital.
Interiormente es como si estuviera en una etapa de mucha mayor paz, y sintiera la paz de aceptar lo que es y de dejar de luchar contra ello.
Y como si viviera todo esto no como un final, sino como un principio, como si ahora estuviese en la situación de poder empezar a comprender de otra manera, desde la calma y la aceptación, y no ya desde una inquieta, y un tanto obsesiva, necesidad existencial.
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