jueves, 19 de septiembre de 2019

LOS DESEOS PERSONALES.


Muchas religiones consideran como algo negativo a los deseos personales, en el caso del budismo esto es evidente. Pero, más allá de la condena, hemos de ver el problema que el deseo conlleva.

Los deseos nacen de carencias que arrastramos del pasado. Así, el deseo de ser amado o protegido puede venir de carencias afectivas en nuestra infancia. Son una manera de intentar compensar carencias que no están sanadas.

Queremos lo que no tenemos y, cuando deseamos, ponemos nuestra energía ahí, en lo que no está, en lugar de apostar y poner nuestra energía en lo que sí tenemos y en nuestra realidad.

Los deseos nacen de nuestra frustración pero, a la vez, son la base de todas nuestras futuras frustraciones. En un interminable círculo vicioso.

La clave, y la salida de ese círculo, es ver qué es lo que deseamos y, a partir de ahí, ver de dónde me nace ese deseo, que problema interno intento compensar con él. Tras lo cual podemos ver ya cómo sanarlo y cómo llegar a resolverlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario