Nos cuesta ver que aquello que vivimos es lo que necesitamos vivir, que las experiencias por las que pasamos son aquellas que necesitamos en nuestro proceso de aprendizaje.
Jugamos a rebelarnos, a querer controlar lo incontrolable desde una mente consciente sin apenas perspectiva.
Intentamos corregir desde nuestra ignorancia el orden natural de las cosas y luego nos quejamos del desorden de la existencia.
Buscamos nadar contra la corriente del río y protestamos porque el río no nos ayude a avanzar como queremos.
Cuando es mucho más fácil fluir en la corriente de aquello que nos sucede, sentirnos parte de ese flujo y evolucionar con él.
Abrirnos a lo que nos pasa y poner nuestra consciencia en comprender la enseñanza que eso que nos viene trae para nosotros.