Uno tiene que ser comprensivo con sus propias resistencias a la evolución. No se trata de forzar, sino de ir entrando en la transformación al ritmo más adecuado.
El miedo a lo desconocido, a salir de nuestra zona de confort, siempre va a estar ahí, y es muy importante reconocer y aceptar que eso forma parte también de nuestra ecuación del cambio.
Esas resistencias se nos presentarán en formas dedudas, cansancio, miedos varios. Ganas de dejarlo todo y de olvidarse...
Lo importante es mantener una voluntad firme y sólida que sepa ir más allá de eso, que sepa ver, comprender e integrar esos miedos y dudas desde el amor.
Ir poco a poco convenciendo a esas resistencias, internas e inconscientes, de que el cambio es un camino ineludible en nuestra vida y de que es siempre un camino de progresiva liberación.
Siempre desde un completo y sano amor a nosotros mismos, un amor en el que los reproches ya no pueden tener cabida.
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