El ser humano se ha movido en las relaciones con una tensión muy dolorosa y de difícil solución.
Nuestras relaciones se han basado en la necesidad de obtener, aunque lo que necesitáramos obtener en algunos casos fuese solamente cariño.
Había siempre un interés personal en nuestra actitud con el otro basada en una sensación de permanente carencia.
Ahora hemos de empezar a tomar consciencia de como eso es un círculo vicioso. Utilizar al otro como como medio para obtener algo es negarle su auténtico valor, y al negarle su valor niego también el mío y me veo más en esa carencia e insuficiencia.
Es cuando veo al otro como un fin y no como un medio, cuando yo me puedo ver a mí mismo como un fin, cuando puedo comprender mi verdadero valor.
Y es, cuando vemos nuestro auténtico e intrínseco valor, cuando nos hacemos conscientes de la abundancia que nunca dejamos de ser.
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