CÉLULAS DE UN MUNDO NUEVO

Somos células de un mismo cuerpo y cada vez somos más capaces de sentirlo y de vivirlo.

Hemos estado jugando a creernos células ajenas al cuerpo, con unos intereses y necesidades particulares ajenas y opuestos, en muchos casos, a los intereses del organismo.

Al obrar así, nos hemos comportado como células cancerígenas, sin comprender que el fin del organismo era también nuestro propio fin.

Poco a poco, vamos armonizando nuestros intereses particulares con los intereses del conjunto, aunque eso nos suponga una reestructuración profunda de toda nuestra mente.

El organismo ya no tolera las células insanas, y de ahí la urgencia que se muestra para sanar aquello que nos mantenía en la ficción de separación.

Somos Uno y lo que vivimos en estos tiempos es un despertar de esa pesadilla de conflicto y separación, nos damos cuenta del absurdo en el que nos hemos estado moviendo.