La vida a veces me recuerda a un videojuego con distintos niveles. Las reglas que parecen regir en un determinado nivel no te sirven mucho en el siguiente. Y siento que esto pasa últimamente más.
Esto a veces es un problema porque tenemos que convivir personas que estamos jugando en niveles diferentes. De repente nos cuesta entender lo que hacen otros y a los otros les cuesta comprender lo que hacemos nosotros.
Y eso forma parte del momento tan abierto a múltiples posibilidades en que nos ha tocado vivir, no es algo que tengamos que considerar como negativo, aunque en ocasiones pueda resultarnos bastante desconcertante.
De lo que se trata es de intentar ser coherentes con nuestro nivel de juego, de jugar con el sentido de ese nivel y con nuestra propia coherencia interna.
Y hacia afuera respetemos, aunque no comprendamos, y respetemos, también, que el otro pueda no comprendernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario