Creemos que somos libres porque tenemos la capacidad de escoger, pero no nos damos cuenta de quien escoge son nuestros condicionamientos internos.
Escogen nuestros prejuicios, nuestra educación, nuestras creencias, nuestra programación, nuestros miedos...
Y cada vez que escogemos desde ahí, lo único que hacemos es reforzar más y más la fuerza de esos condicionamientos.
La única decisión que puede hacernos un poco más libres es la de hacernos conscientes de esos condicionamientos y de cómo nos están afectando para irlos soltando.
Porque al final la libertad que tenemos es ésa, la de elegir ver todo lo que nos condiciona o, por el contrario, seguir ignorándolo.
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