Sentimos apego cuando consideramos que algo o alguien es necesario o imprescindible en nuestra vida, cuando sentimos que no podemos vivir sin eso o sin esa persona.
El apego no tiene mucho que ver con el amor, aunque a través de la cultura romántica se nos haya hecho creer que sí.
Para mi, el amor es la emanación natural que se produce a partir de una sana relación y de vivir en armonía con nosotros mismos.
El apego, por el contrario, suele ser un intento de compensar con algo externo a nosotros una insana relación con nosotros mismos. Así, por ejemplo, a menor autoestima, mayor suele ser el nivel de apego.
Cuando creemos necesitar a alguien no solemos respetar su libertad sino que hay un insano deseo de control del otro. Cuando lo que hay es amor, lo que deseamos es que el otro haga aquello que considere mejor para su felicidad, porque sentimos que su felicidad incrementa la nuestra de forma natural.
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