Con respecto al tema de la espiritualidad solemos encontrarnos con varias posiciones encontradas.
Por un lado estamos los que sentimos la espiritualidad como una profundización en nosotros mismos y en nuestra vida, como una dimensión personal que nos permite acceder a un sentido más profundo de la realidad.
Por otro lado se encuentran aquellos que siguen más aferrados al modelo religioso y tradicional de ña espiritualidad, basado en creencias concretas y en determinados valores.
Y luego están los que niegan cualquier dimensión espiritual en la persona y tienden a reducir e ésta al aspecto más puramente biológico. Consideran la espiritualidad como un signo de inmadurez.
Cada una de esas formas implica una forma de interpretar la vida, y es la misma vida y el cómo nos encontramos en ella, la que nos indica cuál de esas formas es realmente la más adaptativa.
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