En este momento, el mundo necesita ya trascender por completo los límites de lo conocido y de lo que considerábamos como posible. Los retos a los que nos enfrentamos son lo suficientemente grandes como para que eso sea ya algo imprescindible.
Pero la mejor manera de que eso pueda llevarse a cabo es que cada uno de nosotros trascendamos nuestros propios límites, viendo qué es lo que nos limita, sanándolo y atreviéndonos a ir más allá.
Superando las creencias limitantes con que nos hemos manejado, unas creencias que nos daban una falsa sensación de orden que ahora se desmorona. Unas creencias basadas en la desvalorización y en la dominación y sumisión.
Y sanando todas las emociones atrapadas en nosotros que nos impedían vivir sin miedo y aferrados a lo conocido. Emociones no expresadas de frustración que nos mantenían en un juego de sufrimiento constante.
Soltar por fin el pasado para abrirnos, desde nuestro presente, a un futuro diferente.
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