Las relaciones de pareja pasan por un momento complicado, pero lejos de parecerme algo negativo, lo vivo como una muestra en positiva del momento de sanación que estamos viviendo.
En el pasado, las relaciones de pareja eran algo rígido y definitivo y eso provocaba que se pudiera vivir durante toda una vida en climas insanos, muchas veces de odio, en los que la frustración se proyectaba constantemente en el otro. Una frustración que muchas veces era inevitable puesto que era fruto de proyecciones inmaduras de aquello que no se traía sanado del pasado.
Hoy en día eso no es ya posible. Las relaciones no se sostienen en la frustración permanente, y la convivencia se manifiesta ahí como imposible.
La única posibilidad de que las relaciones puedan seguir adelante es estar dispuestos los dos a sostenerla desde la madurez de querer ver y resolver los problemas que cada uno arrastra de su propio pasado y que en ella se pone claramente de manifiesto.
En el pasado, las relaciones de pareja eran algo rígido y definitivo y eso provocaba que se pudiera vivir durante toda una vida en climas insanos, muchas veces de odio, en los que la frustración se proyectaba constantemente en el otro. Una frustración que muchas veces era inevitable puesto que era fruto de proyecciones inmaduras de aquello que no se traía sanado del pasado.
Hoy en día eso no es ya posible. Las relaciones no se sostienen en la frustración permanente, y la convivencia se manifiesta ahí como imposible.
La única posibilidad de que las relaciones puedan seguir adelante es estar dispuestos los dos a sostenerla desde la madurez de querer ver y resolver los problemas que cada uno arrastra de su propio pasado y que en ella se pone claramente de manifiesto.
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