En ocasiones nos encontramos con personas que nos cuentan sus problemas, y ante eso solemos tener dos actitudes: o escuchamos pacientemente, o le pedimos sin más que no nos lo cuente.
En mi caso, procuro ver la intención que hay detrás de ello, lo que la otra persona busca con el hecho de contarlo.
Puede buscar simplemente la oportunidad de expresar y sacar los sentimientos que en un momento de dificultad tiene, y, en esos casos, puede que sólo quiera un respetuoso acompañamiento.
O puede que quiera legitimar, mediante ese contárselo a otro, un discurso negativo y victimista, que no pretende solucionar nada sino simplemente justificar su inacción.
Y también puede contarlo para que le ayudes a encontrar una forma de responder a su problema, desde su consciencia de responsabilidad y desde un sano deseo de afrontarlo.
Es, en función de esa intención del otro, que yo procuro ajustar adecuadamente mi respuesta.
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