Muchos sentimos que venimos a la vida a experimentar, aprender y evolucionar, y que todo lo que nos sucede en ella, independientemente de que nos guste más o nos guste menos, nos puede servir para eso.
Siento que no venimos simplemente a tener una vida cómoda y sin problemas, a ir viviendo, sin más, procurando una vida simple y segura, una especie de burbuja aislada del entorno y de la realidad.
Centrarnos en la cuestión de la comodidad y seguridad materiales como el eje de nuestra vida nos conduce, inevitablemente, a una vida vacía y superficial.
Y de todas formas, eso no es algo demasiado realista, ya que la realidad es que la vida conlleva, inevitablemente, una serie de problemas a resolver.
Así, el centrarnos tener una vida cómoda es, en cierto modo, una negación de la complejidad y de la riqueza de la vida, y también del aprendizaje que podemos extraer cuando, en lugar de intentar vivir controlando la vida, nos dedicamos a fluir conscientemente en ella.
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