Ante los posibles errores que hayamos podido cometer, lo que cabe es la correccción, nunca la compensación.
La idea que hemos de compensar a alguien por habernos equivocado y habernos portado incorrectamente con él, es algo relacionado con la idea de pecado, culpa, deuda y castigo.
Cuando comprendemos de corazón que hemos cometido un error es porque hemos madurado en nuestra forma de ver algo, y esa maduración es realmente lo que el error requería.
Y cuando es de corazón, el error ya no volverá a repetirse porque el aprendizaje ya ha sido hecho.
Ni se ha de pagar por el error cometido, ni hemos de pretender cobrar por el error que otro pueda cometer. Suelen ser formas de manipulación y de intentar obtener del otro.
Cuando hagamos algo, hagámoslo en libertad y con amor, no por ningún sentimiento de deuda.
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