Muchas veces nos resistimos a hacer cambios que necesitamos en nuestra vida para evolucionar y para que podamos fluir. Y muchas veces hasta nos resistimos a ver si los necesitamos o no. Nos negamos a cuestionarnos nada.
Como si el hecho de no ver los problemas hiciera que no existieran, o como si no estos nos afectaran aún más desde nuestro inconsciente.
Podemos resistirnos todo el tiempo que queramos y podemos mirar hacia otro lado, pero siempre teniendo claro el coste que ello nos supone y también el hecho de que aquello que no está resuelto va a seguir reclamándonos atención.
Porque en realidad no somos libres de solucionar o no, porque al final, sea cuando sea ese final, lo que ha de ser resuelto se resolverá de una u otra forma. Somos solamente libres de seguir demorando la solución.