Solemos tener aún un concepto bastante arcaico de justicia, un concepto que aún cree en el sufrimiento del castigo y en eso de que "el que lo hace, lo paga".
Solemos pensar que el castigo es lo que nos disuade de hacer el "mal" y que si no existiera, nos lanzaríamos con entusiasmo hacia él. Es un planteamiento religioso en el que da la sensación de que el "mal" es más apetecible que el "bien".
Y que la única manera de que hagamos el "bien" que es pasarlo "mal", es castigando para que el que hace "mal" lo pase aún peor. El planteamiento es bastante demencial. Y se basaba en que hacer el "bien" era ser sumiso.
Para mí, el "bien" es la actitud más armónica y por tanto lo que nos hace sentir mejor interiormente, y que por tanto el "mal" es lo menos deseable porque nos mantiene en un desequilibrio permanente.
Así que, de lo que se trata es, sencillamente, de ayudar a aquellos que andan equivocados en acciones incoherentes, a que vean su error y la forma en que pueden corregirlo, más que nada para que ellos, también, puedan llegar a sentirse mejor.
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