Creo en el debate de ideas, en que el contrastar puntos de vista puede ser enriquecedor para ambos, el otro puede ayudarnos a ver aspectos que se nos habían pasado por alto, puede llevarnos a preguntas que no nos habíamos hecho antes.
Cuando alguien me ayuda a aclararme, siempre es de agradecer porque me facilita realmente la vida.
Ahora bien, también sé que hay veces que hay posicionamientos que están demasiado alejados porque las bases de las que se parten son muy diferentes.
En esos casos, y cuando veo que ninguno de los dos tenemos demasiado interés en acercar las posturas no insisto en el debate. Quizá pueda ser más adelante. Desde un completo y amoroso respeto a las posiciones del otro.
No creo en la necesidad ni de vencer ni de convencer tampoco, creo, simplemente, en que hemos de expresar lo que pensamos o sentimos como medio de ser en el mundo, como una flor emite su fragancia, independientemente de que otros quieran o no olerla.
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