Siento la fe como una profunda confianza íntima que siempre ha sido motor en mi vida.
Es algo bien distinto a las creencias. Las creencias son, normalmente, algo que te viene desde afuera, que alguien te da, muchas veces en un lote compacto, y que tú te quedas con ellas.
La fe es algo que se siente desde dentro y que es un potente motor de búsqueda para intentar entender mejor esto que llamamos vida.
La fe puede, cuando es potente, estar por encima de los miedos. En mi caso los miedos se mueven en mi superficie y la fe en mis profundidades, dándome una profunda calma y estabilidad interior.
La fe me ha llevado a tener una actitud siempre positiva en la vida, fuera cuales fueran las circunstancias. La vivo como un don,
un regalo, que me gusta compartir.
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