Hay actitudes que no nos ayudan mucho en la vida y que nos la complican innecesariamente.
Querer que la realidad sea otra de la que es o que los demás sean distintos de como son porque yo creo que "debería" ser así. Es algo que nos hace sentirnos permanentemente frustrados.
Quejarnos no nos alivia sino que refuerza nuestro malestar al centrarnos en lo negativo esperando que la solución venga de fuera.
Esperar que se arreglen solas las cosas, sin que hagamos nada y sin cambiar nada en nosotros, pensando que va a suceder algo que a lo mejor lo solucione, no suele funcionar.
Insistir en repetir actitudes que no funcionan porque son las que he usado siempre no va. Si no funcionan, no funcionan y seguirán sin funcionar.
Centrarme en mirar en qué fallan los otros en vez de lo que puedo mejorar yo. Es algo que no arregla nada, ni siquiera la autoestima.
Y todas esas actitudes se solucionan con una sola actitud: asumiendo, sin excusas, la responsabilidad que tenemos en nuestra vida y en todo aquello que nos sucede.
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