EL FIN DE LAS JERARQUÍAS.

El mundo que está viniendo es más igualitario y en él las jerarquías y la obediencia dejan de tener su sentido. 

Es posible que, por el momento al menos, sigamos asistiendo a potentes desigualdades económicas, pero a diferencia de otras épocas, ya no existe una ideología social que la apoye y la justifique. Ahora es, simplemente, fruto de la codicia.

La sociedad sigue teniendo una estructura desigual, pero que cada vez se sostiene menos porque las personas no sienten ya, internamente, esas diferencias.

Los niños que van viniendo no entienden el respeto tal como era en el pasado, un respeto a la autoridad que siempre iba acompañado de miedo. Ahora entienden el respeto a la persona, un respeto de tú a tú.

El fin de la jerarquía es algo inevitable cuando, por fin, estamos aprendiendo a desarrollar nuestro poder interior, cuando la autoridad pasa a ser reconocida dentro de nosotros.