Lo importante en cualquier conflicto con otra persona, es siempre lo
que aquello que nos corresponde arreglar y resolver, y no lo que tenga
que resolver o cambiar el otro.
Cuando nos centramos en lo que
falla en el otro o en lo que tiene que resolver para mejorar la
relación, nos limitamos a proyectar lo no resuelto o lo negado en
nosotros y también a sanar la relación.
Y en la relación, además, lo esencial no es, ni siquiera, lo que nosotros tenemos que resolver con la otra persona, sino, sobre todo, lo que nosotros tenemos que resolver con nosotros mismos.
Porque es ahí donde se produce la auténtica transformación y cuando la
relación cambiará su dinámica de una forma más auténtica.
Además, es lo único que cae realmente en nuestro campo de acción. Porque lo importante para nosotros es la emoción de apertura o de rechazo que sentimos hacia el otro, y lo que esa emoción nos dice de nosotros mismos.
Además, es lo único que cae realmente en nuestro campo de acción. Porque lo importante para nosotros es la emoción de apertura o de rechazo que sentimos hacia el otro, y lo que esa emoción nos dice de nosotros mismos.
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