El apego se mueve en en terreno de nuestras fantasías compensatorias, mientras que el amor es mucho más real.
Todos podemos comprobar como uno de los problemas más habituales en las relaciones son las expectativas creadas.
No solemos vivir desde el amor a lo que es el otro, sino desde la necesidad de que la relación cubra unas necesidades, sobre todo emocionales, que no hemos resuelto, es ahí donde creamos las expectativas. Si más o menos se cumplen, habrá apego, y si no, habrá frustración y odio.
El apego no nace de la relación en sí, sino de las creencias que tenemos acerca de esa relación. Y si creemos la fantasía de que es el otro el que me hace feliz o infeliz, el apego se convierte en algo inevitable.
El apego vive en el pasado, en lo que fue la relación, o en el futuro, en lo que espero que sea, pero es el amor el que realmente se mueve en el eterno presente de lo que es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario