Vivimos en un mundo de límites, de clasificaciones y de separación. Y es ése el tablero en el que hemos de jugar la vida.
Ahora bien, dicho esto hemos de ver las formas en que podemos trascender esos límites, la manera en la que podemos manifestar la libertad que somos.
Porque parte de nuestro problema es que nos identificamos con esos límites, el que interiormente nos sentimos limitados y no vemos nuestra infinitud esencial.
El ser humano juega siempre entre la libertad y los límites, entre el desplegar su potencial y el miedo a salirse de lo establecido, de lo que ya conoce.
La clave está en vivir como el surfista en lo alto de la ola, entre el mar y el cielo, sabiendo cabalgar con equilibrio sobre la tabla.
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