La reacción que tengo ante determinados acontecimientos externos, me hablan de mí mismo y no del acontecimiento en sí, y esto es aplicable a la reacción que podamos sentir al escuchar o leer una noticia.
El enfado o rabia que yo sienta es rabia mía que sale afuera ante la presencia de ese estímulo concreto, pero que no está producido por ese estímulo, éste lo que me hace es revivir situaciones no sanadas que yo considero similares.
Y mi reacción ante lo que pasa me está hablando también de mi propio sistema de creencias, de mi ideología, de mis prejuicios. Porque es la forma en la que leo la realidad la que me hace reaccionar emocionalmente de una u otra forma.
Por eso, mientras más en paz estamos con nosotros mismos, más equilibrada es nuestra reacción emocional, y lo que podemos transmitir en esos momentos es calma o sensatez.
Todo aquello que vivimos nos puede servir para conocernos a través del ver con atención lo que suscita en nosotros.
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