Cuando vamos evolucionando la vida sigue y siguen llegando hasta nosotros determinados problemas o situaciones ligadas a ese vivir.
La diferencia la encontramos en cómo nos afectan ya esas situaciones y en el cómo las vamos afrontando.
Nos afectan mucho menos, con menos intensidad y durante menos tiempo. Es como si fuéramos más flexibles a los cambios y más abiertos a todo lo que la vida nos trae, menos obsesionados con que sea lo que queremos.
Luego también está ese cómo lo afrontamos, respondiendo también desde una mayor perspectiva de la situación, desde una mayor madurez y serenidad.
Y eso sucede porque va habiendo en nosotros una mayor comprensión de cómo van las cosas y del profundo significado de esas situaciones con que nos vamos encontrando en nuestra vida.
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