En el camino de búsqueda uno confía en su intuición y su fe, entendida como confianza íntima, más que en las certezas.
Las certezas sólo se mueven en el terreno de lo conocido, de lo que ya dominamos, un terreno en el que creemos sentirnos seguros pero que no puede revelarnos nada nuevo.
Porque buscar implica adentrarse en terrenos desconocidos, y a veces incómodos, donde uno intuye que pueden estar las respuestas que va buscando.
En mi caso tengo que confesar que mezclo las certezas de lo que ya he podido constatar en mi vida, pero sin aferrarme a nada, permitiéndome, a la vez, dejar mi mente completamente abierta a todas las nuevas respuestas que puedan llegarme y que resuenen con fuerza en mi corazón.
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