La mayoría de las personas intenta hacer de sus vidas algo previsible, que no le traiga sorpresas. Y de hecho, gran parte de la educación de la que venimos se centraba en eso.
Era una forma de limitar el infinito campo de posibilidades que tenemos los seres humanos. Una forma de organizarnos en un modelo de sociedad en el que simplemente uno tenía que limitarse a encajar.
Y en ese encaje se perdían habitualmente nuestros anhelos del alma, aquello a lo que más íntimamente aspirábamos.
Ahora empieza a caer la tramoya y deja ver el auténtico desorden que se escondía tras esa apariencia de control y orden. Y esto hace que el futuro se abra por completo a nuevas posibilidades de todo tipo.
Es por ello que es ahora el momento de aprender a ser más flexibles frente a los cambios y aprender también a escuchar los anhelos vitales ocultos en nuestro corazón para poder llegar a hacerlos realidad en nuestra vida.
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