Cuando damos cariño hemos de ser conscientes de si lo hacemos desinteresadamente o si estamos buscando obtener algo a cambio, aunque esto sea más cariño.
Cuando nos quedamos insatisfechos o frustrados a partir de la respuesta del otro, es porque esperábamos algo a cambio que no se ha producido.
Uno ha de expresar el amor o cariño como una manifestación de lo que interiormente siente, y en ello hay una gran alegría que de por sí es ya suficientemente gozosa.
Hay que tener cuidado con las múltiples formas que tenemos para intentar obtener de otros lo que creemos necesitar porque, de una u otra forma, más dura o más dulce, son siempre formas de manipulación.
La clave está en ser honestos con nosotros mismos y hacer lo que nos salga real de corazón, como manifestación sincera de cómo nos sentimos en ese momento.
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