Cada uno de nosotros se encuentra en un determinado punto evolutivo, y es, en ese punto, donde podemos realizar nuestra labor.
Nuestra labor interna, para seguir evolucionando y no quedarnos en lo conocido y ya integrado, ni para buscar acceder, tampoco, a lo que aún no nos corresponde.
Y nuestra labor en lo colectivo, en el cambio global. Una labor ligada a la realización de nuestro potencial interno.
Porque en ese cambio colectivo es esencial centrarnos en aquello que somos y en lo que nos corresponde, como si fuésemos una pieza determinada de un engranaje.
Y todas las piezas son necesarias, cada uno a su nivel y haciendo lo que, por su forma de ser, le es más propio.
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