La tendencia a juzgar y a criticar suele revelar una profunda ignorancia de uno mismo. Sólo desde esa ignorancia puede entenderse.
Es, a través del mecanismo de proyección, que juzgamos, cuando proyectamos en el otro lo que nos negamos a ver en nosotros mismos.
Nos molesta aquello que no nos permitimos y criticamos aquello en lo que nos consideramos superiores. Las personas que juzgan tienen miedo de mirarse a sí mismas y de ver sus propios defectos.
El 100% de las personas tenemos defectos, forman parte natural de nuestra evolución y naturaleza, y el verlos con naturalidad es el primer paso para irlos corrigiendo.
Cuando somos capaces de vernos a nosotros mismos de una forma íntegra y honesta, es cuando vemos nuestra semejanza con los demás y cuando entendemos que cada uno lo hace como puede y como sabe.
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