Las relaciones entre hermanos pueden ser relaciones muy complicadas por muy diversas razones, y es muy frecuente que haya conflictos en ellas.
El ser hermano no implica semejanza de carácter, muchas veces es al contrario y cada uno de los hermanos suele asumir un rol diferente en la familia que influye psicológicamente en cada forma de ser.
Por otro lado, y pese al tópico que suele decirse, la relación de los padres con cada hijo es diferente y nunca se trata igual a todos, siempre existe más afinidad con unos que con otros.
Y, muchas veces, son los mismos padres los que tienden a comparar a unos hermanos con otros fomentando con así los celos o la envidia entre ellos, algo que puede permanecer durante años.
Lo importante, en esos casos, es ver qué heridas traemos con nuestros hermanos e ir procurando sanarlas para que en nosotros no quede resentimiento o rencor hacia ellos. Y luego, la relación será, simplemente, la que pueda ser.
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