martes, 20 de diciembre de 2016

EL PODER DE LAS PALABRAS


La palabra sigue siendo un maravilloso instrumento de comunicación que nos permite compartir lo que pensamos y expresar lo que sentimos.

Como todo instrumento, podemos usarlo bien o mal, para echar una mano o para hacer daño. Las palabras pueden usarse para aclarar o para engañar y enturbiar, mandando constantemente mensajes contradictorios que confundan al personal.

El que muchos lo usen mal, con propósitos de manipulación o engaño, no niega su maravillosa validez como instrumento esencial e insustituible en nuestras relaciones.

Y al igual que seleccionamos qué alimentos tomamos, podemos elegir qué palabras de las que escuchamos nos aportan y enriquecen, cuáles nos ayudan a crecer y cuáles hemos de descartar porque no nos aportan nada positivo.

Y a la vez que hacemos esto, hemos de hacernos conscientes, también, de qué palabras utilizamos, lo que buscamos con ellas, si aportamos un poco de más claridad o de ruido y confusión a un mundo ya demasiado ruidoso.

Ver, en definitiva, si nuestras palabras son, en nuestra vida, barreras que me alejan y separan, o puentes que me llevan y conectan a los demás.

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