Los espíritus grandes son espíritus libres.
Y un espíritu libre no se guía de convencionalismos, sino que los trasciende. Puede adaptarse a ellos pero no son nunca la norma en su vida.
Actúa como siente y es fiel a sí mismo, aún teniendo que soportar la incomprensión de los demás o la soledad en su consciencia.
Porque aquellos que sí son esclavos de lo establecido, aquellos que se limitan a seguir las pautas marcadas, son incapaces de comprender su forma de actuar o de pensar.
El espíritu libre amplía los horizontes y nos muestra que otras formas de vivir y de entender el mundo son siempre posibles, y que no todo ha sido dicho.
Muchos de ellos son como auténticas aguilas que vuelan alto y que son capaces de verlo todo con una gran perspectiva, de entender distintos posicionamientos y pareceres, y que son capaces, además, de hacerlo desde el más sano respeto.
Y un espíritu libre no se guía de convencionalismos, sino que los trasciende. Puede adaptarse a ellos pero no son nunca la norma en su vida.
Actúa como siente y es fiel a sí mismo, aún teniendo que soportar la incomprensión de los demás o la soledad en su consciencia.
Porque aquellos que sí son esclavos de lo establecido, aquellos que se limitan a seguir las pautas marcadas, son incapaces de comprender su forma de actuar o de pensar.
El espíritu libre amplía los horizontes y nos muestra que otras formas de vivir y de entender el mundo son siempre posibles, y que no todo ha sido dicho.
Muchos de ellos son como auténticas aguilas que vuelan alto y que son capaces de verlo todo con una gran perspectiva, de entender distintos posicionamientos y pareceres, y que son capaces, además, de hacerlo desde el más sano respeto.
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