Cada momento nos indica qué es lo que debemos trabajar, qué aspectos son los que requieren de nuestra atención para evolucionar.
Sólo hay que estar atento a aquello que nos sucede y poner ahí nuestra consciencia.
Ver cuáles son los problemas que tengo encima de la mesa, que ocupan mi pensamiento, y en vez de estar dándole vueltas inútiles en mi cabeza, aplicar consciencia y extraer aprendizaje, viendo qué pasos puedo dar que me ayuden a crecer y a resolver la situación.
Estar también atentos a las personas con las que me encuentro y a qué significan en el punto en el que estoy.
Observar las aparentes casualidades que en realidad son señales de algo que tengo que mirar, de algo que me habla.
Se trata, pues, de vivir lo que nos va apareciendo, pero saliéndonos del piloto automático y aplicando toda nuestra atención consciente. Ésa es la forma más sencilla y efectiva de crecer a la vez que vamos fluyendo con la vida.