Hay quien define el proceso de evolución en función del destino final que se persigue, la iluminación, la liberación o como queramos llamarlo.
Para mí lo importante no es estar obsesionado con alcanzar esa meta, sino ver con claridad el punto en el que nos encontramos y actuar en ese preciso punto.
El final no deja de ser un espejismo, la idea creada en nuestra mente de lo que entendemos por liberación, una idea nacida de nuestra propia limitación y que no deja de ser una fantasía compensatoria.
Lo importante no es soñar con esa idea, sino ver la realidad en la que nos encontramos y que se manifiesta en nuestras palabras, nuestras emociones o nuestros actos cotidianos.
Es ahí, en esa contemplación de lo que somos, dónde podemos ver las dificultades y bloqueos que se nos van manifiestando, ir desbloqueándolos poco a poco e irlos también trascendiendo.
Hay belleza ya en aquello que simplemente somos.
Para mí lo importante no es estar obsesionado con alcanzar esa meta, sino ver con claridad el punto en el que nos encontramos y actuar en ese preciso punto.
El final no deja de ser un espejismo, la idea creada en nuestra mente de lo que entendemos por liberación, una idea nacida de nuestra propia limitación y que no deja de ser una fantasía compensatoria.
Lo importante no es soñar con esa idea, sino ver la realidad en la que nos encontramos y que se manifiesta en nuestras palabras, nuestras emociones o nuestros actos cotidianos.
Es ahí, en esa contemplación de lo que somos, dónde podemos ver las dificultades y bloqueos que se nos van manifiestando, ir desbloqueándolos poco a poco e irlos también trascendiendo.
Hay belleza ya en aquello que simplemente somos.
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